El camino de la renovación
¿Qué es lo que impide recurrentemente crecer a tu empresa? ¿Es el escenario competitivo que nos ha tocado vivir? O ¿Es el aumento de las expectativas de los consumidores? ¿La disrupción digital? ¿La constante presión en lo márgenes? o ¿tienes un nuevo socio en tu compañía que exige una reducción drástica de los costes?
No importa. Bienvenidos a la nueva normalidad. Da igual el tipo de empresa que seas, ni la zona geográfica en la que operes, en el mercado actual interconectado y digitalmente desintermediado, debes enfocarte en la misma medida en controlar los costes como en aumentar los ingresos. De hecho, como los árboles, no hay crecimiento sostenible, sin una poda selectiva y profunda.
Recortar para crecer no significa despedir, eliminar o reducir, sino que tiene un significado más estratégico. Recortar para crecer significa prepararse. Significa alinear tus recursos y, por lo tanto tu estructura de costes, a una estrategia de crecimiento enfocada en los negocios idóneos, las líneas de trabajo y las capacidades para ejecutar efectivamente la hoja de ruta marcada.
Entrenarse para crecer
Recortar para crecer también significa entrenarse. Y cada entrenamiento, cada estrategia de crecimiento, lleva consigo la necesidad de identificar los recursos necesarios para competir de manera eficiente y efectiva. Este entrenamiento se compone de tres rutinas que deben repetirse y considerarse constantemente durante la ejecución de la estrategia:
- Focalizarnos en las capacidades que nos diferencian y nos hacen mejores.
- Alinear nuestra estructura de costes a esas capacidades.
- Crear la mejor organización para crecer.
Foco en lo que nos hace diferentes
Debemos ser capaces de crear una identidad de nuestra compañía basada en lo que realmente sabemos hacer muy bien, mejor que la competencia. Saber en lo que somos buenos, es la base para poder crecer. Normalmente suelen ser una combinación de procesos, herramientas, conocimientos, habilidades y organización.
Sabiendo en que somos buenos, debemos basar nuestra estrategia precisamente en eso. Habremos conseguido que todos los empleados se identifiquen con los objetivos y conozcan la dirección de trabajo, la dirección del crecimiento. Muchas compañías no consiguen establecer este foco. Lo podremos detectar cuando observemos que el talento está ocupado con múltiples tareas urgentes y prioritarias, que lejos de responder a la estrategia, se pierden en un océano de rutina y de distracciones endémicas.
Alinear los costes con la estrategia
Una compañía que tiene alineado sus costes con su estrategia, presenta los siguientes tres síntomas:
- Todos los departamentos se pasan el día intentando ser los mejores de la clase, entendiendo como clase, su sector. Gastan ingentes cantidad de dinero en convertirse en el ejemplo de su sector, en ser el mejor departamento de recursos humanos, de innovación, de marketing,… Y, efectivamente, gran parte de las actividades que desarrollan para buscar la excelencia, nada tienen que ver ni aportan a la estrategia de la compañía.
- Los programas heredados, que tiene un impacto pobre en los ingresos, continúan siendo financiados. Son la materialización de la famosa frase «siempre lo hemos así». Muchas veces, las nuevas ideas no se pueden dotar de recursos, porque estos están destinados a hacer las cosas «como siempre».
- El presupuesto básicamente es «el mismo que el año pasado más el 3%». Es evidente que hay poca reflexión estratégica en esa manera de actuar y, si la hay, no se está pensando en crecer.
Organizarse para crecer
Si la organización no está diseñada para crecer, rápidamente notaremos como proliferan las ineficiencias y la toma de decisiones se difumina y se transforma en incertidumbre. La burocracia puede consumir el tiempo de reacción necesario para afrontar los cambios de nuestro sector. Y, ya se sabe, que quien reacciona o tarda en adaptarse, muere y desaparece.
En la base está la gestión del cambio y en el cambio encontramos los miedos de las personas a asumir riesgos y poner en peligro sus empleos y carreras. Necesitamos líderes, no jefes.
El éxito necesita un planteamiento estratégico
En definitiva, los cambios han venido para quedarse, pero las ventajas de la economía digital tanto para las personas como para las empresas son innegables. No obstante, para que las empresas lleven a cabo una estrategia empresarial exitosa, es necesario plantearse y diseñar una reestructuración del negocio antes de llevar a cabo la implementación de las nuevas tecnologías. Es decir, tan solo el utilizarlas no implicará una transformación. Si quieres comenzar con esta transición y tienes dudas al respecto, contacta con nosotros y cuéntanos. Podemos asesorarte. ¡Te esperamos!
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