La innovación es una actividad clave que cualquier empresa debe dominar. Pero no vale cualquier tipo de innovación. Para empresas que operan en un mercado maduro, la innovación disruptiva es una arma de doble filo. Sobre todo si no sopesamos la posibilidad de que nuestra auto-disrupción desemboque en la destrucción o abandono del mercado actual que es la base de nuestros ingresos.
Frases como «debemos trabajar en nuestra propia disrupción» son muy estimulantes, pero a los accionistas y propietarios de una empresa se les ponen los pelos de punta. Es más, es muy probable que el directivo que la mencione tenga los días contados en esa compañía. Si lo pensamos con pragmatismo, ¿por qué queremos destruir un negocio que nos da de comer? ¿Qué ventaja nos aporta la innovación disruptiva?
Innova en función de la madurez de tu mercado.
Básicamente, nuestra empresa puede encontrarse en dos tipos de mercados:
- Mercado inexistente o en formación: nos referimos a mercados que se crean cuando una empresa (normalmente ajena al sector o industria) ofrece una nueva manera de satisfacer una necesidad existente. Por ejemplo Airbnb, Spotify,…Son empresas capaces de cambiar las reglas de un mercado existente, incluso de destruirlo y refundarlo. Esto es un ejemplo claro de innovación disruptiva. Estas empresas no son esclavas de unos ingresos y un modelo de negocio tradicional. Pueden jugar al todo o nada.
- Mercados maduros y segmentados: cuando un mercado es maduro, entre otras cosas, es el resultado de la inversión de las empresas que compiten en él. Suelen estar segmentados, cada empresa ofrece su solución a uno o varios segmentos. Ninguna de ellas aspira a arruinar a su competidor, el esfuerzo sería titánico. Lo más rentable es defender su cuota y seguir obteniendo beneficios. En este escenario no tiene sentido una innovación disruptiva: primero porque es un esfuerzo titánico (antieconómico en el medio plazo) y segundo por que supondría el fin del negocio actual.
El caso paradigmático de TESLA.
¿No os habéis preguntado si realmente el vehículo eléctrico es una innovación disruptiva? ¿De verdad, pensáis que Mercedes o GM no tenían capacidad para hacer lo mismo? La respuesta es más sencilla de lo que pensamos.
En primer lugar, la tecnología del vehículo eléctrico es tan antigua o más que la del motor de explosión. Por lo tanto, era conocida de sobra por toda la industria automovilística. Pero, existían varias razones por las cuales, los constructores no electrificaron sus vehículos:
- Las inversiones en motores más eficientes gasolina y diesel no estaban amortizadas.
- La tecnología de las baterías no estaba madura.
- No existía demanda.
Estamos ante un caso típico de un mercado maduro, segmentado y de defensa de la cuota de mercado.
¿Tesla es el paradigma de la innovación disruptiva? NO. Tesla es un departamento de I+D de la industria automotriz financiado por la bolsa. La industria automotriz era consciente de los retos medioambientales y que se iba a legislar en favor de la sostenibilidad a partir de la fecha que se amortizara la tecnología del motor de explosión. Crear un mercado es muy caro y desarrollar una industria y tecnología de baterías también, y se necesita una economía de escala. ¿Qué mejor que «apoyar» a un externo disfrazado de innovación disruptiva para que la inversión privada financie la creación de ese nuevo mercado? Llegados a este punto, con la demanda creada y la tecnología de baterías casi madura, es hora de invertir en nuevos modelos, esta vez eléctricos.
El éxito necesita un planteamiento estratégico
En definitiva, los cambios han venido para quedarse, pero las ventajas de la economía digital tanto para las personas como para las empresas son innegables. No obstante, para que las empresas lleven a cabo una estrategia empresarial exitosa, es necesario plantearse y diseñar una reestructuración del negocio antes de llevar a cabo la implementación de las nuevas tecnologías. Es decir, tan solo el utilizarlas no implicará una transformación. Si quieres comenzar con esta transición y tienes dudas al respecto, contacta con nosotros y cuéntanos. Podemos asesorarte. ¡Te esperamos!
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