Teal significa esmeralda, verde esmeralda, si lo que queremos es resaltar su color. En el mundo de las organizaciones se utiliza para referirnos a un ideal de empresa basada en la alineación del propósito de la compañía con el de sus empleados y en una descentralización de la gestión (lo que implica un aumento de la corresponsabilidad de los éxitos y lo fracasos). Algo cercano a la holocracia.
El término «ideal» es muy importante. No lo utilizamos para añadir la connotación de imposible ni de utopía, si no para resaltar la importancia de que estamos delante de una tarea sin fin. Conseguir la organización teal perfecta es imposible, pero podemos utilizar su significado y lo que implica para transformar las actuales empresas en algo muy parecido.
Para muchos el ideal teal es una quimera, una especie de visión hippie de lo que nos gustaría que fueran las empresas. Algo así como transformar máquinas de eficiencia económica en una especie de ONG, donde se antepone el bienestar de las personas frente al beneficio económico. Y en parte, por suerte es así. Para el resto, las organizaciones teal son la respuesta adaptativa ideal a la incertidumbre errática.
Lo errático cambia las reglas de la gestión.
Es evidente que sin incertidumbre no existiría la disciplina de la gestión ni tendría sentido hablar de estrategia empresarial. También es evidente que siempre ha existido incertidumbre y siempre hemos sido capaces de gestionarla. Es más, la velocidad de cambio y su complejidad nunca ha sido superior a la capacidad de mejora y creación de nuevas herramientas de gestión por parte de escuelas de negocio y ejecutivos.
Pero, todo ha cambiado. Y ha cambiado muy rápido. Y lo sigue haciendo. Sin embargo la velocidad tampoco supone un gran obstáculo, como máximo supone que reaccionemos tarde a las amenazas o las oportunidades. Nada que no se pueda solucionar con una gestión diferente del riesgo.
Lo preocupante es lo errático de los acontecimientos y la magnitud de los mismos. Muchos eran previsibles, como los derivados de la cambio climático y la escasez de recursos y energía, otros no, aunque estén relacionados: epidemias, guerras, tensiones geopolíticas,…
Los valores TEAL como motor de prosperidad.
Otra obviedad es que el sistema capitalista ha demostrado ser hasta ahora el sistema económico que mayor prosperidad nos ha aportado (a un parte de la humanidad, todo hay que decirlo). Sin embargo, es un gigante construido con pies de barro. Se basa en la falacia del crecimiento perpetuo (obviando su propia máxima de que los recursos son escasos) y se basa en el bienestar de aquellos que aceptan sus reglas, ignorando al resto.
El ideal teal es capitalismo y mucho más, pero no es egoísmo. No renuncia al crecimiento, pero no tiene porque ser creciente y continuo, se conforma con que sea sostenible, racional, sensato, coherente. No renuncia al bienestar de aquellos que aceptan sus reglas, pero tampoco del de aquellos que no las aceptan ni del bienestar del resto de seres vivos.
Trabajar desde el potencial intrínseco de cada persona y permitiendo que las empresas sean el resultado del alineamiento de muchas voluntades (y no un ejército jerarquizado e impositivo), permite que se generen objetivos grupales y con impacto colectivo.
La incertidumbre errática odia al ideal TEAL.
Si os fijáis, muchas de las necesidades individuales que el capitalismo está especializado en resolver están despareciendo o quedando en un segundo plano. Están apareciendo necesidades colectivas derivadas del cambio climático, redistribución de la riqueza, guerras, etc. Además, muchos sistemas políticos basados en la defensa de fronteras físicas e identidades culturales están teniendo muchos problemas para mantener su sentido de utilidad, de existencia y, en definitiva, su status quo. Las nuevas tecnologías son los grandes catalizadores.
Las organizaciones TEAL beben del bien común, están diseñadas para, desde la persona, las necesidades colectivas obteniendo un beneficio, también económico por supuesto. O, al menos, para resolver necesidades particulares sin generar un impacto negativo al resto del planeta.
Trabajar con visión colectiva e impacto positivo en tu entorno evita que la incertidumbre se convierta en algo errático. Lo incertidumbre errática e impredecible, fruto de una explotación insensata, dejará paso a una previsión sostenible, pues gestionaremos desde el grupo, para el grupo y siendo corresponsables de las consecuencias. Seremos teal.
El éxito necesita un planteamiento estratégico
En definitiva, los cambios han venido para quedarse, pero las ventajas de la economía digital tanto para las personas como para las empresas son innegables. No obstante, para que las empresas lleven a cabo una estrategia empresarial exitosa, es necesario plantearse y diseñar una reestructuración del negocio antes de llevar a cabo la implementación de las nuevas tecnologías. Es decir, tan solo el utilizarlas no implicará una transformación. Si quieres comenzar con esta transición y tienes dudas al respecto, contacta con nosotros y cuéntanos. Podemos asesorarte. ¡Te esperamos!
Cierra una reunión aquí. Te asesoraremos sin compromiso en materia de estrategia empresarial, innovación y desarrollo de proyectos. Estamos deseando escucharte.