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La importancia del liderazgo femenino

En un mundo en constante cambio, el entorno laboral no es menos; el modelo de liderazgo tradicional se ha ido quedando atrás y está dando paso a un modelo donde se prioriza un trato más personal y una mayor apuesta por la cooperación y el trabajo en equipo, elementos clave del liderazgo femenino.

El valor de estas habilidades se ha visto incrementado tras la pandemia del Covid- 19, la crisis económica y la incertidumbre provocada por ambas. 

Por ello, las empresas necesitan, cada vez más, líderes que centren su atención en las personas, que sean empáticos y que apuesten por la colaboración, la comunicación y el trabajo en equipo

Afortunadamente, existe un grupo de personas que cuenta con estas habilidades y que forma parte de las organizaciones: las mujeres. Esto no quiere decir que todas las mujeres tienen las habilidades citadas y que los hombres carecen de ellas, pero sí que es verdad, que son más propensas a poseerlas.

Por lo general, el liderazgo femenino suele estar asociado a modelos de trabajo donde hay una mayor orientación hacia las personas, expresividad y cercanía, así como, tendencia a la cooperación, la resiliencia, la conducción horizontal y el predominio de lo emocional. 

Por su parte, el liderazgo masculino está más relacionado con habilidades como la estrategia, la asertividad o la competitividad.Lo errático cambia las reglas de la gestión.

¿Qué es el liderazgo femenino?

El liderazgo femenino es un concepto que alude al empoderamiento de la mujer en el mundo laboral y hace referencia a la participación de estas en diferentes ámbitos ejerciendo altas posiciones donde toman decisiones, dirigen grupos e implementan estrategias, es decir, mujeres ocupando cargos directivos o liderando equipos. 

Es importante aclarar que las condiciones necesarias para ser un buen líder no dependen del género, es decir, no todas las mujeres ni hombres las poseen. 

Características:

Existen una serie de características que determinan el liderazgo femenino, aunque no son exclusivas de este género. Entre ellas destacan:

  • Orientación a las personas: Son sociables, expresivas y cercanas, lo que brinda mucho potencial a la hora de conseguir compromisos, ya sea con la organización o con proyectos individuales. 
  • Trabajo en equipo: Esta característica favorece a que el trabajo en equipo sea más natural, ya que suelen ser más activas en la inclusión y contención de las personas. 
  • Capacidad de actuar en muchas direcciones: Poseen la capacidad inherente de pensar y actuar en muchas direcciones o temas al mismo tiempo. Esto es una ventaja a la hora de tomar decisiones y enfrentar crisis.
  • Inclusividad: Fortalecen la identidad individual del grupo gracias a que fomentan la participación equitativa en la toma de decisiones.
  • Mayor empatía: Suelen tener en cuenta el lado “humano” o “emocional” de las personas y no solamente su perfil profesional.

Modelo flexible: Las mujeres tienen una mentalidad innovadora que adopta los cambios, habituales en un mundo que avanza a grandes pasos.

Beneficios:

Tener mujer al mando, tomando decisiones en una empresa es un acto realmente importante, y esto es algo que se puede apreciar tanto de manera interna como externa:

  • Internamente:

El liderazgo femenino es vital para fortalecer las estructuras. De hecho, la incorporación de mujeres en cargos directivos está asociado a un mayor compromiso social, trabajo cooperativo y cambios positivos. Esto permite concebir mejores ideas y trabajar de manera más eficaz en equipo. 

  • Externamente:

Es importante contar con mujeres en puestos de poder dentro de las organizaciones, ya que contribuye favorablemente a derribar las desigualdades de género actuales y, por tanto, ayuda a fortalecer las economías y originar sociedades más estables.

Cómo promover e impulsar el liderazgo femenino

Los resultados positivos que han conseguido aquellas empresas que promueven el liderazgo femenino, sirven de inspiración para muchas otras organizaciones. 

Con la finalidad de promover este liderazgo, existen una serie de prácticas que pueden resultar muy útiles. Algunas de ellas son:

    • Conocer los datos de diversidad de género de la compañía y tratar abiertamente la igualdad de género con el objetivo de promover una equidad de oportunidades. 
    • Generar una cultura inclusiva y potenciar la diversidad en los equipos. 
    • Apostar por los referentes femeninos y promover actividades con mujeres directivas que puedan servir para inspirar y empoderar a otras a que sigan sus pasos. 
    • En relación con el punto anterior, también es importante que los hombres se impliquen este proceso, ya que comunicar los valores de igualdad y conseguir el cambio es tarea de todos. 
    • Invertir en formación corporativa en igualdad de género para evitar sesgos inconscientes, y avanzar hacia un entorno laboral libre de estereotipos y roles de género. 

El avance del liderazgo femenino es innegable, pero todavía queda mucho por hacer. De hecho, hoy en día, tan solo un 8% de las compañías del Fortune 500 tienen a una mujer como CEO. 

Fomentar el desarrollo profesional de las mujeres, no es solo una cuestión de justicia y ética, sino que es fundamental para la supervivencia de las empresas en un mercado global que pende de ellas. 

Las investigaciones de la Organización Internacional del Trabajo indican que para apreciar los efectos positivos del liderazgo femenino y para que estos sean palpables, el porcentaje de mujeres en los puestos de mando debe ser del 30% o superior.

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