Sobrestimamos en exceso la palabra estrategia y a la vez infravaloramos el desarrollo estratégico. El símil bélico siempre funciona: sobre el tablero una estrategia puede parecer idónea, pero sobre el terreno puede no ser tan evidente y el éxito dependerá del desarrollo de la misma gestionando la incertidumbre del entorno y los movimientos del adversario.
También es cierto que normalmente el equipo encargado de llevar a la práctica la estrategia empresarial no es el mismo que la diseña, ni este último es el mismo que el que genera la visión que se quiere alcanzar. Así pues, se corre el riesgo y, casi siempre ocurre, que exista una desconexión entre la visión de la propiedad y los pasos para conseguirla. No hablamos de números, hablamos de algo más amplio, hablamos del motivo último por el cual un grupo de personas comparten tiempo y recursos.
Si reducimos el desarrollo estratégico a un mero control financiero y de vigilancia de parámetros de venta, producción, etc., os aseguramos que a los cinco minutos del inicio de la implantación de la estrategia empresarial, se habrá olvidado la visión que provocó su nacimiento. Desde nuestro vista, el desarrollo estratégico, entendida como implantación táctico – operativa de la estrategia, se ha de basar en:
Los equipos de alto rendimiento
Escuchamos muchas veces que la incertidumbre es enorme y mayor que nunca. No creemos que hoy exista mayor incertidumbre que a principios del siglo XX o en sus años 70. Pero, sí aceptamos que la velocidad de cambio es mayor y que existe más tecnología y conocimiento a nuestro alcance para afrontar el futuro incierto. Esto último, paradójicamente, agrava la situación por que aumenta la complejidad competitiva a la hora de decidir cual es la mejor estrategia y qué recursos emplear para combatir las infinitas estrategias de tus competidores.
Por lo tanto, en la empresas el concepto de departamento funcional cada vez tiene menos sentido. Intentar crear equipos especialistas con control sobre partes del desarrollo estratégico es un error. Básicamente por dos razones: la primera, porque el número de equipos tiende a infinito si queremos controlar la evolución de todas las tecnologías y el conocimiento que existen y la segunda, por que un equipo especialista en un mundo global, generalista y que cambia a tanta velocidad es ineficiente frente a las necesidades de adaptación del negocio.
La solución pasa por la creación de equipos de alto rendimiento, transversales al core del negocio y compuesto por personas diversas en su cultura, conocimientos y habilidades. Con equipos así conseguiremos tres cosas:
- Mantener la visión de la empresa. Los equipos no dependen de un superior inmediato. Cada persona que lo integra recibe el encargo desde el nivel que genera esa visión y es el faro básico que guiará sus decisiones.
- Aumenta la flexibilidad de la organización, promueve la difusión del conocimiento interno y contribuye a la comprensión de que el desarrollo estratégico depende de muchos puntos de vista.
- Descentralizar la gestión y corresponsabilizar a las personas de los éxitos y fracasos. Compartir destino, crea camaradería y aumenta el éxito de las misiones a cumplir por esos equipos de alto rendimiento.
Desarrollo estratégico desde la experiencia de cliente
Convertir una compañía en una organización que vive continuamente centrada en resolver de la mejor manera las necesidades de su cliente es una tarea titánica, por dos razones: el ser humano es egoísta y temeroso, por lo que siempre antepondrá sus intereses y sus miedos al beneficio de un tercero y la segunda razón, porque a medida que las empresas crecen se burocratizan y tecnifican en exceso, acaban pareciendo más un ministerio funcionarial.
Dar poder real al cliente para que influya en los procesos podría ser una solución. De la misma manera que los accionistas pueden influir en las estrategias y decisiones de la empresa, el desarrollo estratégico debería estar controlado en parte por las decisiones de sus clientes. Existe tecnología para preguntar y para compartir valor generado suficiente para conseguirlo. Un buen ejemplo, son las embrionarias DAO o el internet del valor.
Utilizar la tecnología como un habilitador del desarrollo estratégico
La transformación digital está aflorando dos aspectos clave, olvidados en los mejores casos y despreciados en los peores. Hablamos de las personas y la tecnología. De las primeras, ya hemos dejado patente su importancia y de la tecnología nos ocuparemos a continuación.
Es inconcebible que si aceptamos que la tecnología es lo que nos ha permitido bajar de los árboles y evolucionar como especie, sea el patito feo de muchas empresas, lo que nadie entiende. Y lo que nadie entiende, la mayoría de las veces se desprecia. Y el que se siente despreciado se aísla o responde de manera reactiva. Por suerte, todo esto empieza a cambiar.
En los comités estratégicos se están dando cuenta de que, por ejemplo, el CIO tiene que estar sentado en la misma mesa. Cualquier decisión que se tome o desarrollo estratégico que se ponga en marcha necesitará tecnología para poder ser habilitada. Y para que haya una correcta aplicación, implicar a esas personas del quinto piso encerradas en el cuarto de servidores es crucial. Básicamente, se trata de aplicar el concepto de equipo de alto rendimiento al comité de dirección y/o junta de accionistas.
Alineación de propósitos personales
Hemos comentado anteriormente la importancia de las personas en la transformación digital. Y para acabar nos gustaría destacar el paralelismo que existe entre desarrollo estratégico y la plenitud personal. No conseguiremos un desarrollo estratégico exitoso, si no contamos con personas cuyo propósito personal coincida con el de la empresa.
Uno de los grandes retos de las organizaciones es ser capaces de estar formadas por personas que compartan propósitos similares y alineados con el de la empresa. O, al menos, que no sea antagónicos como puede ser la postura contra el cambio climático, trato a terceras organizaciones o personas, etc.
Nada fácil por supuesto, pero ante un mundo que se va a automatizar de manera veloz, los puestos de trabajo que queden se van a humanizar y conceptos fabriles como disciplina, obediencia y productividad van a dar paso a otros como corresponsabilidad, desarrollo personal, respeto y felicidad.
El éxito necesita un planteamiento estratégico
En definitiva, los cambios han venido para quedarse, pero las ventajas de la economía digital tanto para las personas como para las empresas son innegables. No obstante, para que las empresas lleven a cabo una estrategia empresarial exitosa, es necesario plantearse y diseñar una reestructuración del negocio antes de llevar a cabo la implementación de las nuevas tecnologías. Es decir, tan solo el utilizarlas no implicará una transformación. Si quieres comenzar con esta transición y tienes dudas al respecto, contacta con nosotros y cuéntanos. Podemos asesorarte. ¡Te esperamos!
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