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El burnout no conoce trincheras

Algunos buscan su burnout corriendo maratones para exponer a su cuerpo y a su mente a una situación límite. Si lo piensas bien conseguirlo no es algo del otro mundo, no es fácil por supuesto, necesita entrenamiento, disciplina y fuerza de voluntad. A otras personas no les es necesario buscar ese límite, el famoso muro de los treinta kilómetros. El límite les atrapa a ellas. Les coge por sorpresa, no comprenden la situación y lo que es peor, no ven la luz al final del túnel.

En un burnout, la primera tortura viene en forma de preguntas y de sentido de culpabilidad. Te culpas por dedicarle mucho tiempo al trabajo (con el que quizá disfrutas), no desconectas haciendo actividades que te gustan, tu entorno retroalimenta esa forma de pensar mostrándose (sobre todo en redes sociales) como personas realizadas y capaces de llevar una vida plena y equilibrada, dudas del camino vital que estás recorriendo y te arrepientes de decisiones pasadas. En definitiva, pierdes perspectiva y capacidad de cuestionamiento.

Atreverse a tomar decisiones

Se dice que tomar decisiones es de valientes. Pero tomar decisiones sin una reflexión sincera, sin información y sin un plan B es de necios. Por eso es tan difícil tomar decisiones, porque implica una cierta planificación y evaluación de alternativas. Además, todas las alternativas implican esfuerzo y no está claro si conseguiremos llegar a nuestra meta. Pero, una cosa está clara, si no estás a gusto en tu trabajo, debes iniciar un proceso de cuestionamiento e indagar en las causas de ese malestar. Muy posiblemente esté en la empresa, pero no suele ser el único motivo. Existen otras causas que pertenecen a otras esferas de la vida que, suelen ser más relevantes y actuar como desencadenantes.

A veces, en un burnout lo más difícil es descubrir de donde viene ese malestar y no puedes iniciar esa reflexión que arroje luz en tu camino y mostrarte los siguientes pasos. En estos casos, puedes pedir ayuda a profesionales que te den apoyo (que no consejo) o puedes tomar la decisión (esta sí que es valiente) de empezar de nuevo y como decía Machado «hacer camino al andar». Sinceramente, cuando una persona sufre burnout, ninguna decisión es mala ni correcta, se trata de crear una ruptura con el presente y darle tiempo a nuestro organismo a que sane y podamos encontrar la senda de una nueva normalidad.

Estamos obligados a hacer cosas (y algunas más que otras)

Es muy posible que el burnout tenga la causa en tu empleo. Nadie lo discute. Pero el modelo de sociedad en el que vivimos no ayuda. Es una realidad que sometemos a nuestro cuerpo y a nuestra mente a una actividad continua y sin descanso. Y si lo pensamos detenidamente, lo hacemos porque estar ociosos sin hacer nada está mal visto socialmente y porque no socializar y aburrirse es síntoma de inadaptación social.

Estamos maltratando a nuestro organismo. En la naturaleza, la mayoría de animales descansan gran parte del día y de la noche y dedican el tiempo indispensable a sobrevivir. Si olvidamos que somos animales y que necesitamos cuidarnos continuamente, sometemos a nuestro cuerpo a niveles de actividad innecesarios sin capacidad de recuperación posterior. En este aspecto somos soberbios con nosotros mismos. Creemos que el ser humano no tiene límites naturales y que somos invulnerables. Pues bien, el burnout es la manera amable que tiene la naturaleza de enseñarnos nuestros límites.

La cura de un burnout no significa una ruptura

Un buen criterio para saber si estás en el lugar correcto y si las personas que te rodean te quieren y te respetan es analizar su comportamiento durante el proceso de burnout. Si no se interesan por ti, piensan que eres débil, no están dispuestas a aportarte mejoras en tus relaciones con ellos o, simplemente, no te entienden, ¡bingo!, aléjate de ellas lo más rápido y lejos que puedas.

Si por el contrario, te acompañan en el proceso e intentan darte soporte, toma perspectiva y piensa que quizá necesitas reordenar, ajustar o replantear ciertos aspectos de tu vida. La ruptura es un paso radical, que debería venir provocado por un diagnóstico clarísimo de las causas que te han llevado a esta situación. Si no estás segura, lo mejor es que vayas actuando con tranquilidad y trabajando aspectos de manera individual. Es como un proceso de prototipado: los prototipos deben ser los más simples posibles, para aprender de los posibles fallos y sus causas, eliminando ruido que dificulte el análisis.

El éxito necesita un planteamiento estratégico

En definitiva, los cambios han venido para quedarse, pero las ventajas de la economía digital tanto para las personas como para las empresas son innegables. No obstante, para que las empresas lleven a cabo una estrategia empresarial exitosa, es necesario plantearse y diseñar una reestructuración del negocio antes de llevar a cabo la implementación de las nuevas tecnologías. Es decir, tan solo el utilizarlas no implicará una transformación. Si quieres comenzar con esta transición y tienes dudas al respecto, contacta con nosotros y cuéntanos. Podemos asesorarte. ¡Te esperamos!

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Post basado en El arte de la seducción de Robert Greene