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La verdadera cultura innovadora

La creación de una verdadera cultura de innovación en una empresa va más allá de los beneficios financieros; es algo valorado tanto por líderes como empleados. Aunque se reconoce la importancia de ciertos comportamientos innovadores, como la tolerancia al fracaso y la disposición a experimentar, construir y mantener una cultura innovadora resulta desafiante. La autora sostiene que estas culturas son malentendidas porque se centran en aspectos agradables y se pasan por alto comportamientos menos divertidos pero esenciales

La creación y sostenibilidad de una verdadera cultura innovadora en una empresa va más allá de mejorar lo superficial. Se describen como divertidas, pero la realidad es que son complejas y difíciles de implementar y mantener.

Aunque las características más apreciadas de las culturas innovadoras, como la tolerancia al fracaso, la disposición a experimentar, la seguridad psicológica, la colaboración y la falta de jerarquía, son bien conocidas, su creación y mantenimiento son complicados. La razón detrás de esta dificultad es que estas culturas son malinterpretadas.

Los comportamientos agradables que reciben de una cultura innovadiora son solo un lado de la moneda. Deben ser contrarrestados por comportamientos más difíciles y menos divertidos. La tolerancia al fracaso requiere una intolerancia a la incompetencia, la disposición a experimentar requiere disciplina rigurosa, la seguridad psicológica requiere franqueza, la colaboración debe equilibrarse con la responsabilidad individual, y la falta de jerarquía requiere un liderazgo fuerte.

No todo es color de rosa

  • Tolerancia al fracaso pero intolerancia a la incompetencia: la innovación implica explorar terrenos inciertos y desconocidos, lo que hace comprensible que la tolerancia al fracaso sea una característica importante de las culturas innovadoras. Sin embargo, las organizaciones innovadoras son intolerantes ante la incompetencia. A pesar de centrarse en la tolerancia al fracaso, estas organizaciones establecen estándares de rendimiento excepcionalmente altos. A pesar de que explorar ideas arriesgadas que finalmente fallan está permitido, las habilidades técnicas mediocres, el pensamiento descuidado y malos hábitos laborales no lo son. Es necesario tener personas extremadamente competentes para tolerar el fracaso de manera productiva.
  • Disposición a experimentar pero con disciplina rigurosa: las organizaciones que abrazan la experimentación están cómodas con la incertidumbre, pero la disposición a experimentar no significa actuar al azar. Las culturas orientadas a la disciplina seleccionan experimentos cuidadosamente en función de su valor de aprendizaje potencial y los diseñan rigurosamente para obtener la mayor información posible en relación con los costes. Establecen criterios claros desde el principio para decidir si avanzar, modificar o eliminar una idea. La disciplina en la experimentación reduce el riesgo de intentar cosas nuevas.
  • Seguridad psicológica pero franqueza brutal: la seguridad psicológica es un clima organizacional en el que las personas sienten que pueden hablar abierta y sinceramente sobre problemas sin temor a represalias. Aunque se valora la seguridad psicológica, es necesario un equilibrio con la franqueza brutal. La franqueza es crítica para la innovación porque es la forma en que las ideas evolucionan y mejoran. Sin ella, la innovación puede verse sofocada.

No todo es color de rosa

  • Colaboración pero con responsabilidad individual: los sistemas de innovación bien funcionales requieren información, aportes y una integración significativa de esfuerzos de diversos contribuyentes. La colaboración es esencial, pero a menudo se confunde con el consenso. La colaboración es beneficiosa, pero alguien debe tomar decisiones y ser responsable de ellas. Una cultura de responsabilidad significa que los individuos deben tomar decisiones y asumir las consecuencias.
  • Jerarquía plana pero con liderazgo fuerte: las organizaciones culturalmente planas otorgan amplia libertad para tomar acciones y decisiones, pero esto no significa falta de liderazgo. La planitud cultural requiere un liderazgo fuerte para establecer prioridades estratégicas claras y direcciones. Las organizaciones planas responden más rápidamente a circunstancias cambiantes porque la toma de decisiones está descentralizada y más cerca de las fuentes de información relevante. Aunque carecen de jerarquía, requieren liderazgo fuerte para evitar el caos.

Cambiar y liderar una cultura innovadora es especialmente difícil debido a tres razones principales. Primero, las culturas innovadoras, al requerir comportamientos aparentemente contradictorios, pueden causar confusión. Segundo, algunos comportamientos necesarios para culturas innovadoras pueden ser menos aceptables para ciertos individuos. Finalmente, como las culturas innovadoras son sistemas de comportamientos interdependientes, no se pueden implementar de manera fragmentada.

Los líderes deben ser transparentes sobre las realidades más difíciles de las culturas innovadoras, reconociendo que no son solo diversión y juegos. No hay atajos para construir una cultura innovadora, y es esencial que los líderes sean vigilantes ante signos de exceso en cualquier área y intervengan para restaurar el equilibrio cuando sea necesario. Construir y mantener una verdadera cultura de innovación es un desafío, pero los beneficios a largo plazo para la empresa y sus empleados pueden ser significativos.

Este post es un resumen de estudio de Gary P. Pisano

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