Hablar de nuevas maneras de trabajar sin partir de una justificación concreta de por qué tenemos que cambiar suele ser el primer motivo de resistencia de las organizaciones; el segundo acostumbra a estar relacionado con su implementación y su impacto en el negocio.
El mejor antídoto contra los errores anteriores es una dirección general consciente de que la transformación de los negocios es consecuencia directa de la transformación de las personas y no viceversa. Solucionado este «pequeño detalle», nuestra organización estará preparada para iniciar el arduo camino de la adaptación a nuevas maneras de trabajar.
¿Por qué debemos trabajar de manera distinta?
Justificar la necesidad de la adopción de nuevas maneras de trabajar debe hacerse desde la valoración de la persona y la necesidad del negocio. Lo podríamos sintetizar en tres puntos:
- La incertidumbre se ha convertido en una variable de negocio endémica a gestionar. Afecta tanto al bienestar y al equilibrio psicológico de las personas, como a la capacidad de gestión y de competir de la organización. Es necesario trabajar de manera que nos ayude a combatir la ansiedad que nos provoca la incertidumbre constante y a crear nuevas capacidades en los equipos de trabajo.
- La velocidad de cambio de nuestro entorno competitivo aumenta sin parar, ya sea en cantidad de cambios como en la frecuencia de apariciones. A las organizaciones les va a costar cada vez más monitorizar esa entropía y, o bien la información se perderá y no se transformará en conocimiento o el conocimiento generado no permeabilizará a toda la organización y no estará disponible para cuando se necesite.
- Innovación = (incertidumbre + velocidad) x nuevas maneras de trabajar. La capacidad de innovar de cualquier organización dependerá de poder trabajar de manera distinta y de tener la innovación incorporada como un proceso transversal en toda la empresa. Cualquier nueva manera de trabajar llevará asociada la capacidad de innovar en procesos internos y en experiencia de cliente.
¿Cómo implantamos nuevas maneras de trabajar?
Cualquier estrategia de implantación de nuevas maneras de trabajar debe incluir los procesos y la capacitación para conseguir:
- Equipos de trabajo capaces de crear e innovar dentro de la propia organización. Esto pasa por dos premisas: la primera, acercar a la transacción con el cliente final a todas las personas, de manera que comprendan el impacto de su trabajo en el negocio; y la segunda, crear una cultura del fallo, promoviendo procesos ágiles de diseño y experimentación.
- Personas actualizadas en nuevas tecnologías y capaces de aplicar ese conocimiento en el lanzamiento de nuevos productos y servicios. Otra vez tener al cliente en el centro es fundamental para que esa aplicación se haga con sentido de negocio y exista un retorno de la inversión, tanto para la empresa en forma de nuevos ingresos como para las personas en forma de valor y sentimiento de utilidad a su esfuerzo de mejora como profesionales.
- Leer escenarios futuros cada vez más cambiantes e imprevisibles. Saber gestionar con menos información o información de menor calidad será básico para disminuir la ansiedad de los equipos de trabajo. Lo anterior no implica trabajar con mayor riesgo, sino tomar más decisiones en menos tiempo, aceptando que para avanzar cinco pasos, posiblemente deberemos retroceder dos y rectificar.
El éxito necesita un planteamiento estratégico
En definitiva, los cambios han venido para quedarse, pero las ventajas de la economía digital tanto para las personas como para las empresas son innegables. No obstante, para que las empresas lleven a cabo una estrategia empresarial exitosa, es necesario plantearse y diseñar una reestructuración del negocio antes de llevar a cabo la implementación de las nuevas tecnologías. Es decir, tan solo el utilizarlas no implicará una transformación. Si quieres comenzar con esta transición y tienes dudas al respecto, contacta con nosotros y cuéntanos. Podemos asesorarte. ¡Te esperamos!
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