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El equilibrista de los platilllos o cuando la organización no puede seguir al negocio

¡Cómo se disfruta cuando somos capaces de crear un negocio y surfear la ola de verlo crecer! Es genial experimentar como emprendedor y líder que tu sueño se hace realidad, que has conseguido crear un equipo que te sigue con los ojos cerrados. Es una suerte encontrar personas de esta valía y poderte sumar a su proyecto, poder disfrutar del retorno satisfactorio del gran esfuerzo que se realiza y ver cómo la organización responde y aporta al máximo.

En una empresa en crecimiento los equipos emprendedores se enfocan en la venta y la creación de valor para sus clientes. En un segundo plano quedan las operaciones y la creación de procesos. Se conciben como tareas poco prioritarias. La actividad de la compañía está enfocada en el desarrollo del negocio (y no de la empresa), los directivos gestionan el corto plazo con un perfil comercial.

En definitiva, a medida que el negocio crece (mucho), se tiene la sensación de generar muchos ingresos y generar beneficios, pero realmente no se está materializando el plan empresarial. La organización puede ir a remolque del crecimiento. Existen tres situaciones que debemos detectar, afrontar y poner remedio: el paso de emprendedor a empresario, la reducción del margen pese al crecimiento y el desacople de la organización.

De emprendedor a empresario

Las personas visionarias, tercas, positivas, seguras de sí mismas, que son capaces de levantar un negocio de la nada, son admirables en muchos sentidos. Sobre todo, por la capacidad de crear riqueza para su comunidad y de valor para el mercado. Conseguir todo esto no es flor de un día, necesita de capacidades fuera de lo común como: visión de negocio, creatividad para satisfacer al mercado y liderazgo para rodearte de un equipo que siga tu ritmo.

Pero, cuando se supera un cierto tamaño crítico, la empresa necesita orden y gestión desde los valores fundacionales del emprendedor. Por esta razón, no abogamos por la retirada del equipo emprendedor del negocio, sino que se le complemente con perfiles de carácter técnico enfocados en la gestión y las operaciones.

Cuatro ejes de trabajo que ordenan el crecimiento:

  • I+D+i:  alinear la visión de la compañía con una estrategia de I+D+i. Maximizar la rentabilidad del capital y aumentar el potencial de inversión en la estrategia de producto.
  • Estandarización y rediseño de procesos: visualizar la trayectoria de la empresa permitirá evaluar los procesos que serán clave y optimizar los actuales. De esta manera, se asegurará la satisfacción del cliente, la calidad del producto y el desarrollo robusto de las operaciones durante la aceleración del plan empresarial.
  • Instalaciones y equipamiento: visualizar el plan empresarial permite planificar los espacios industriales y priorizar las inversiones críticas.
  • Sistemas de información y otras tecnologías digitales: la digitalización de procesos permitirá mayor productividad y capacidad de escala. Los sistemas de gestión relacionados con la inteligencia de negocio permitirá tomar decisiones agiles. De esta manera, orientaremos el crecimiento asegurando la calidad de las operaciones, el buen uso de los recursos y evitaremos la  pérdida de la rentabilidad. 

Reducción del margen pese al crecimiento

El negocio crecerá y crecerá y de repente notaremos como el margen decrece y decrece. Síntoma inequívoco de que no hay control de los costes y al modelo le falta eficiencia. Ha sido tan grande la obsesión por entregar valor al mercado a cualquier precio y por validar que nuestra propuesta de valor es imbatible, que nos hemos olvidado de diseñar procesos y controlar los factores de costes.

Y justamente, aquellos problemas que queríamos evitar, aparecen. En estructuras pequeñas, las operaciones no son críticas y el control de la gestión se puede ejecutar de manera menos planificada. Sin embargo, a medio largo / plazo aparecen problemas con la estabilidad del producto, la satisfacción del cliente, solapes funcionales, inconsistencia de los procesos, pérdida de rentabilidad, y desorientación estratégica.

Por lo tanto, es necesario parar las máquinas, reflexionar y construir un modelo de gestión que nos proporcione un crecimiento sostenible. El crecimiento puede ser igual de veloz, pero debe ser sostenible.

Desacople de la organización.

Cuando la organización ya no puede seguir al negocio. El éxito es tan grande y las ventas aumentan a tal velocidad que la organización no es capaz de generar la potencia que se le exige para seguir el ritmo o, en el mejor de los casos, entregar la potencia de manera controlada.

Es el momento de recapitular sobre los valores que han hecho posible el éxito e iniciar el proceso de crear una cultura acorde a los valores fundacionales del equipo emprendedor. Es la mayor garantía de que los logros serán replicables. Pero, también se conseguirá retener al talento, atraer nuevo y mantener un ambiente sano y profesional. La cultura de la empresa tiene un momento ideal para nacer y cuando pasa es casi imposible volver atrás.

El éxito necesita un planteamiento estratégico

En definitiva, los cambios han venido para quedarse, pero las ventajas de la economía digital tanto para las personas como para las empresas son innegables. No obstante, para que las empresas lleven a cabo una estrategia empresarial exitosa, es necesario plantearse y diseñar una reestructuración del negocio antes de llevar a cabo la implementación de las nuevas tecnologías. Es decir, tan solo el utilizarlas no implicará una transformación. Si quieres comenzar con esta transición y tienes dudas al respecto, contacta con nosotros y cuéntanos. Podemos asesorarte. ¡Te esperamos!

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