A la empresa española, en líneas generales, le faltan capacidades para iniciar o culminar con éxito los procesos de crecimiento. Muchas de ellas mueren en el intento. De hecho, nuestras pymes son mucho más pequeñas que las pequeñas y medianas empresas de Alemania o de Francia. Hasta tal punto que, en realidad, el tejido productivo español tiene una concentración excesiva en el segmento de las microempresas. El crecimiento de las pymes es fundamental para nuestra economía.
Tener en cuenta esta realidad, es muy importante para comprender la utilidad de crecimiento de la empresa española ya que, tradicionalmente, este ha sido y sigue siendo uno de los problemas estructurales de nuestra economía.
Para entenderlo un poco mejor, pongamos cifras y dimensionemos la reflexión. En España, el 45% de los puestos de trabajo dependen de compañías con un tamaño por debajo de los 19 trabajadores. Siendo este indicador del 33% en las empresas de la Unión Europea con el mismo número de trabajadores. En este sentido, queda muy clara la utilidad del crecimiento nuestras empresas, y mucho más claro aún, que la finalidad del crecimiento permitirá un tejido empresarial más consistente. El crecimiento de las pymes impulsará el fortalecimiento y la resiliencia de nuestra economía.
Sin embargo, nuestra cultura empresarial ha tenido mayor preferencia en la idea de sacar el trabajo adelante que en la idea de invertir tiempo para cuestionarse porqué crecer y cómo crecer. Si bien es cierto, durante la última década nuestras empresas han ganado tamaño y algunas de ellas, hoy, son referentes internacionales. No obstante, la utilidad de crecimiento es una de las asignaturas pendientes en el tejido empresarial.
¿El tamaño importa?, el crecimiento de las pymes es crítico.
Muchas crisis estratégicas se inician con pequeños síntomas relacionados con el estancamiento de las ventas y una pérdida de la rentabilidad como consecuencia de una falta de diferenciación. Una empresa más pequeña que sus competidores, o que simplemente no puede crecer al mismo nivel que sus competidores, es una empresa débil. El crecimiento de las pymes es necesario para su supervivencia.
El tamaño es uno de los elementos críticos para conseguir mayor productividad y, por tanto, también para desarrollar las mejores condiciones competitivas. El aumento de tamaño y la generación de economía de escala permite la inversión y la optimización de los procesos productivos y organizativos.
El tamaño aporta consistencia y permite que la empresa pueda contar con mayores recursos. Esto es fundamental para liderar un mercado y ser relevante para sus clientes. La inversión en la marca o en otras iniciativas para generar valor como pueden ser la innovación, la digitalización o la sostenibilidad, requieren recursos. Si la empresa no tiene tamaño, no tendrá capacidad de reinvertir recursos para mantener su valor o mejorar el valor de sus flujos. El crecimiento de las pymes es fundamental para evitar la destrucción de valor en este tipo de empresas.
Si la empresa no crece, además, se acelera un proceso natural de desorientación estratégica y descomposición. Es decir, primero llegará la desmotivación de los accionistas, luego el desalineamiento directivo y, posteriormente, el mal clima laboral. Sera el principio de un gran enredo corporativo del que será muy difícil salir. La gestión de recursos humanos será una pieza fundamental durante los procesos de expansión y crecimiento.
Abordando el crecimiento
Las ventas son el motor del crecimiento, sí. De hecho, se suele simplificar y relacionar el concepto de crecimiento con el aumento de las ventas. Sin embargo, aumentar las ventas significativamente si no existe mayor flexibilidad corporativa para plantear estrategias de crecimiento enfocadas en otros procesos que no sean los comerciales.
La dominancia del negocio core, el enorme peso de legado corporativo e industrial, o la excesiva especialización, suelen ser malas compañías para fomentar mayor dinamismo comercial y un crecimiento más significativo. Por ejemplo, podemos verlo cuando la actividad comercial se apalanca en un canal de ventas concreto o en una tipología de clientes concreta. El apalancamiento comercial y la excesiva especialización puede ser un freno para impulsar nuevas iniciativas comerciales que vayan orientadas a ganar nuevos clientes, vender a través de nuevos canales, o diversificar la cartera de productos.
Por este motivo, el crecimiento no debe de asociarse exclusivamente al proceso de ventas. Ni tampoco puede estar liderado por los perfiles directivos más cortoplacistas u operativos. El crecimiento es un proceso de estrés para la operativa.
El crecimiento debe de estar liderado por perfiles directivos más estratégicos y menos ligados al día a día. Y, por supuesto, debe tener mayor autonomía de gestión para poder valorar y manejar otras variables menos transaccionales y más influyentes para el futuro de la estrategia comercial como son, por ejemplo, la satisfacción del cliente y la experiencia de compra. O, en un horizonte más lejano, la búsqueda de nuevos negocios a través de la búsqueda de nuevos clientes y/o nuevos productos o servicios.
Por tanto, el crecimiento representa una ecuación de elementos y factores mucho más compleja y que requiere otras capacidades, más allá de las destrezas comerciales. De hecho, es muy difícil crecer si , paralelamente, no se definen nuevos procesos operativos o se flexibilizan y optimizan los existentes. El crecimiento implica, en ocasiones, una pérdida de la rentabilidad siempre y cuando las intenciones de crecimiento no estén alineadas con las capacidades productivas y, sobre todo, con la la intención corporativa de hacer las cosas de una manera diferente.
El éxito necesita un planteamiento estratégico
En definitiva, los cambios han venido para quedarse, pero las ventajas de la economía digital tanto para las personas como para las empresas son innegables. No obstante, para que las empresas lleven a cabo una estrategia empresarial exitosa, es necesario plantearse y diseñar una reestructuración del negocio antes de llevar a cabo la implementación de las nuevas tecnologías. Es decir, tan solo el utilizarlas no implicará una transformación. Si quieres comenzar con esta transición y tienes dudas al respecto, contacta con nosotros y cuéntanos. Podemos asesorarte. ¡Te esperamos!
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