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Liderazgo positivo: el gran ejemplo del último baile

El entrenador Phil Jackson, maestro del liderazgo positivo y el creador del concepto «el último baile», explica en qué consiste. “Apodé esa temporada ‘el último baile’ porque… pasara lo que pasase, la temporada siguiente la mayoría de los jugadores no vestiría el uniforme de los Bulls. La irrevocabilidad proporcionó a la temporada cierta resonancia que vinculó estrechamente al equipo. Parecía que habíamos emprendido una misión sagrada, impelidos por una fuerza que trascendía la fama, la gloria y el resto del botín de la victoria. Lo hacíamos por el puro gusto de jugar juntos una vez más. Fue mágico”.

Desde nuestro punto de vista, son dos las claves para un que un liderazgo positivo se transforme en una fuerza de transformación y crecimiento: el propósito como grupo o comunidad y la eliminación del ego individual como muestra de inteligencia colectiva.

Un propósito común

Trabajar para objetivos mundanos que nos nos motivan es la causa más común de un fracaso anunciado. Sin embargo, trabajar unidos con un mismo propósito, dota de sentido a cualquier objetivo, por mundano que sea. Y es una de las causas del éxito.

Si habéis visto el documental de Netflix «El último baile», en el se explica el camino transformacional que experimenta el estilo de liderazgo de Michael Jordan. Pasa de un líder tirano e individualista a otro que disfruta ejerciendo un liderazgo positivo con inteligencia. Pasa de ser el mejor y no ganar nada, a ser el mejor de toda la historia y ganarlo todo.

También explica como ese equipo, en la última temporada que iban a jugar juntos, se dan el placer y se conjuran para ganar una vez más. Su propósito no es superar más retos o ganar más dinero, sino jugar por el placer de jugar juntos una vez más y disfrutar de la sensación del trabajo bien hecho. Por supuesto, en la dirección marcada por un liderazgo positivo, ejercido por un máquina letal al servicio del equipo, Michael Jordan.

Eliminación del ego

Se necesitan combinar varios factores críticos para conseguir retos individuales desde lo colectivo. Por ejemplo talento, creatividad, inteligencia, resistencia y también un poco de suerte. Pero ninguno de esos factores tiene mayor importancia si en el grupo no existe generosidad y desaparecen los egos.

Sin embargo, nuestros ecosistemas empresariales y competitivos fomentan lo contrario. Pero hay perfiles que con su ejemplo, pueden provocar el cambio y ayudar a ejercer un liderazgo positivo. Hablamos de grandes profesionales contrastados que tienen disposición a adoptar una función subalterna con tal de mejorar las probabilidades de éxito de la tarea. Para cada momento, hay un perfil ideal. El gran reto es encontrarlo.

Cuando las cosas van mal y se encadenan errores o fracasos, suele pasar que algunos integrantes del equipo de trabajo (los que tienen menos experiencia o miedo al fracaso) se comporten de manera negativa y afecten al estado de ánimo colectivo. El comportamiento del perfil comentado anteriormente es capaz de modificar el clima emocional del equipo, hacer mejores a cada uno de los miembros y provocar que parezcan capacidades nuevas.

El éxito necesita un planteamiento estratégico

En definitiva, los cambios han venido para quedarse, pero las ventajas de la economía digital tanto para las personas como para las empresas son innegables. No obstante, para que las empresas lleven a cabo una estrategia empresarial exitosa, es necesario plantearse y diseñar una reestructuración del negocio antes de llevar a cabo la implementación de las nuevas tecnologías. Es decir, tan solo el utilizarlas no implicará una transformación. Si quieres comenzar con esta transición y tienes dudas al respecto, contacta con nosotros y cuéntanos. Podemos asesorarte. ¡Te esperamos!

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