Desde que Chesbrough acuñó el término de “innovación abierta”, parece que todo ha cambiado para quedarse igual. Sin embargo, hay un concepto que nace de lo más profundo de la tecnología y de la economía digital. Impactará en los negocios y en las organizaciones: la descentralización.
Es cierto que existen grandes compañías, que han implantado un sistema de innovación y han creado estupendas ventajas competitivas basándose en los conceptos de apertura al exterior y colaboración con su ecosistema. La realidad es que ha sido más “un quiero y no puedo”. En la mayoría de los casos, la intencionalidad no ha podido con factores como el miedo a compartir.
Internet: el origen de todo
El rápido desarrollo de internet, sin embargo, ha jugado, está jugando y sobre todo jugará en el futuro, un papel fundamental en que las organizaciones empresariales trabajen bajo los paradigmas de la innovación abierta. Y todo esto no será gracias a las grandes ventajas que ofrece compartir y unir fuerzas para lograr mayores, sino a que entrará en juego el concepto de descentralización. Sinónimo para muchos de velocidad, pérdida de control y desorden.
Internet nació, o se pretendió que naciera, bajo conceptos de universalidad de acceso, seguridad, anonimato y neutralidad. Cualquier persona debería poder tener acceso de manera libre, segura y anónima. No debería existir ningún actor que controlara la red o influyera en su funcionamiento.
Evidentemente, como ya habréis notado en vuestra vida virtual y real, esto no es precisamente así. Sin nombrar a nadie, tanto lo estados, como las grandes telcos, las empresas de software, generadores de DNS o propietarios de servidores influyen a su favor en el tráfico de las redes. Comercian con las identidades y cualquier otro tipo de información sensible que les pase por delante. Los usuarios convivimos feliz e incautamente en el ciberespacio, bajo la apariencia de libertad y gratuidad.
La innovación como fruto de la rebelión
Como reacción a esta “perversión” del sistema, ha surgido una corriente de oposición. Primero, para denunciar la violación de los derechos de los internautas (llámese Wikileaks o anonimous). Y segundo, para solucionar al exceso de control por parte de los intermediarios, llámese Blockchain con todas sus implicaciones en formas de criptomonedas, sistemas de gobernanza, etc…. Y es aquí donde surge el concepto de descentralización y donde el concepto de innovación abierta renace de sus cenizas.
Sin duda internet viaja hacia escenarios descentralizados. El usuario final será dueño de su identidad, de los datos que él genere y dónde los intermediarios en los intercambios comerciales desaparezcan. Y lo creemos sinceramente porque es una manera mucho más potente de creación de valor. Es una forma más dinámica de crear nuevos modelos de negocio basados en una economía global digital.
Además, la garantía y la seguridad no la ofrece un ser humano, sino un algoritmo inmutable y neutral. Por lo tanto, si derechos tan elementales como la propiedad intelectual y la transparencia de los beneficios que genera mi actividad están aseguradas, ¿qué puede evitar que mi empresa se abra al exterior y que colabore con quien crea conveniente?
La economía sostenible y digital será descentralizada
En la agricultura empezamos a ver cadenas de valor más corta. Los distribuidores han desaparecido a favor de un consumo de proximidad, gracias a que oferta y demanda se encuentran en plataformas virtuales. Es allí donde se comercia de manera justa con alimentos de temporada, frescos y de calidad.
Es por todo lo anterior que, aquellas organizaciones que entiendan el escenario de descentralización al que vamos y que inicien el cambio cultural hacia organizaciones más abiertas, serán las únicas que sobrevivirán. Yo lo dice Frederic Laloux en su célebre obra “Reinventar las organizaciones”, todo cambio de conciencia implica un cambio en las organizaciones. Todo cambio en como vemos el mundo y nuestro papel en él, implica nuevas maneras de relacionarnos entre nosotros y nuevas maneras de colaboración. Las empresas no son ninguna excepción.
Para empresas que basan sus modelos de negocio en la generación de conocimiento y en el talento, la descentralización y la tecnología serán una enorme ventaja. Podrán ofrecer transparencia en los logros e impactos que generan en sus clientes. No será extraño ver cómo el tradicional modelo de negocio de la vieja consultoría de laboratorio, basado en la generación de humo, se transforme en modelos de negocio win-to-win. Se forzará a implantar las “recetas milagrosas” y a participar de los beneficios o las pérdidas que ocasionen a sus clientes.
La nueva consultoría del futuro serán ecosistemas de conocimiento que se aglutinen bajo los mismos valores y bajo diferentes disciplinas. Serán capaces, en función del reto que el cliente plantee, de confeccionar los mejores equipos de trabajo con una implicación total en la implantación de sus recomendaciones. No habrá gurús, por suerte, sino descentralización y transparencia.
El éxito necesita un planteamiento estratégico
En definitiva, los cambios han venido para quedarse, pero las ventajas de la economía digital tanto para las personas como para las empresas son innegables. No obstante, para que las empresas lleven a cabo una estrategia empresarial exitosa, es necesario plantearse y diseñar una reestructuración del negocio antes de llevar a cabo la implementación de las nuevas tecnologías. Es decir, tan solo el utilizarlas no implicará una transformación. Si quieres comenzar con esta transición y tienes dudas al respecto, contacta con nosotros y cuéntanos. Podemos asesorarte. ¡Te esperamos!
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